Enzimas Digestivas
Las Enzimas Digestivas tienen como función principal apresurar las reacciones químicas experimentan reacciones de desembalaje, debido a la acción de diversas enzimas. Son especificas para cada tipo de nutriente por lo que sin ellas la digestión no ocurriría.
Existen aproximadamente 20 tipos de enzimas clasificadas en 3 grupos principales:
Lipasas
Son enzimas especificas originadas en el páncreas que poseen la función de disociar los enlaces covalentes entre lípidos complejos llevándolos al estado de gliceroles y ácidos grasos asimilables por el organismo.
Peptidasas o Proteasas
Este grupo enzimático, que se origina en el páncreas o en el estómago, posee la capacidad de actuar sobre los enlaces peptídicos de las macromoléculas proteicas reduciéndolas a monómeros orgánicos denominados aminoácidos.
Amilasas o Ptialinas
Algunos tipos de enzimas digestivas también son secretados como precursores metabólicos.
Enzimas Salivales
Tan pronto como se pone la comida en la boca o, si los alimentos lucen bien o tienen buen olor, a la más simple perspectiva de ingerir alimentos, las glándulas salivales segregan varias enzimas para iniciar la digestión aun antes que los alimentos entren al estómago. Esa es la razón por la que el antiguo consejo de masticar treinta veces cada bocado antes de tragarlo es hoy día tan válido como lo era cuando fue enunciado por primera vez. La enzima tialina (amilasa salival) inicia el trabajo preliminar de la digestión combinándose con la humedad para atacar a los carbohidratos de los alimentos y reducirlos a maltosa, la forma predigerida de los almidones, o azúcar productora de energía.
Existen aproximadamente 20 tipos de enzimas clasificadas en 3 grupos principales:
Lipasas
Son enzimas especificas originadas en el páncreas que poseen la función de disociar los enlaces covalentes entre lípidos complejos llevándolos al estado de gliceroles y ácidos grasos asimilables por el organismo.
Peptidasas o Proteasas
Este grupo enzimático, que se origina en el páncreas o en el estómago, posee la capacidad de actuar sobre los enlaces peptídicos de las macromoléculas proteicas reduciéndolas a monómeros orgánicos denominados aminoácidos.
Amilasas o Ptialinas
Las denominadas amilasas son aquellas enzimas con función de romper los enlaces glucosídicos entre monosacáridos dejándolos de forma individual para ser asimilados. Hay 3 tipos de amilasas dependiendo de su lugar de origen, estas son la amilasa salival, amilasa pancreática y amilasa intestinal (del duodeno).
Algunos tipos de enzimas digestivas también son secretados como precursores metabólicos.
Enzimas Salivales
Tan pronto como se pone la comida en la boca o, si los alimentos lucen bien o tienen buen olor, a la más simple perspectiva de ingerir alimentos, las glándulas salivales segregan varias enzimas para iniciar la digestión aun antes que los alimentos entren al estómago. Esa es la razón por la que el antiguo consejo de masticar treinta veces cada bocado antes de tragarlo es hoy día tan válido como lo era cuando fue enunciado por primera vez. La enzima tialina (amilasa salival) inicia el trabajo preliminar de la digestión combinándose con la humedad para atacar a los carbohidratos de los alimentos y reducirlos a maltosa, la forma predigerida de los almidones, o azúcar productora de energía.
Enzimas Estomacales
Después de ser masticados profundamente, los alimentos son
tragados y entran al estómago, donde los jugos gástricos contienen nuevas
enzimas para continuar el proceso digestivo. Las glándulas de la digestión
estomacal han sido informadas por la vista, el olor y el sabor de los alimentos
para empezar a segregar los químicos necesarios. Esta es una de las razones por
la que los alimentos deben ser preparados en una manera que seduzcan a los
sentidos. La comida seductora y con buena apariencia se digerirá más
profundamente.
La enzima renina actúa sobre la leche, coagulándola y
transformando la proteína de la leche (caseina) en aminoácidos que el cuerpo
puede usar. La renina también actúa sobre los minerales de la leche y el queso
para hacerlos disponibles para la asimilación en el sistema. El calcio,
fósforo, potasio y magnesio presentes en este alimento pueden entonces ser
transportados por el torrente sanguíneo a las células que los necesitan: los
huesos, dientes, nervios, órganos, etc.
Las enzimas pepsina y lipasa también están presentes en el
estómago. La pepsina es la principal fragmentadora de proteínas, desmenuzando
largas cadenas de aminoácidos en otras más cortas que el cuerpo puede manejar.
La lipasa actúa sobre las grasas y las desdobla en formas que el cuerpo usa
para su nutrición.
El
ácido clorhídrico presenta un problema: ¿debe ser considerado una enzima o aun
más que una enzima?. Éste fragmenta las
proteínas de los alimentos y la resistente fibra de las células vegetales para
liberar su contenido de proteínas, minerales, vitaminas, etc., pero debido a
que es un ácido también destruye a las bacterias en el estómago, siendo así
parte del sistema defensivo del cuerpo. También ayuda a regular el balance
ácido base en el sistema y, sin suficiente ácido clorhídrico no habría manera
de liberar el hierro de los alimentos para que sea convertido en una forma que
el cuerpo pueda usar. El ácido clorhídrico, o la falta de este, puede ser uno
de los factores más importantes que afectan a la digestión, desnutrición y una
hueste de otros síntomas incómodos o debilitantes. Lo primero que se debe
revisar cuando hay excesiva formación de gases
Enzimas Intestinales
El siguiente paso para los alimentos está en el intestino
delgado donde están sujetos a más enzimas que extraen los nutrientes vitales de
los alimentos y los transforman a sustancias asimilables. Ahí está la bilis que
emulsifica las grasas, luego la lipasa pancreática que transforma las grasas en
ácidos grasos (que conservan la piel y la membrana mucosa en buen estado,
ayudan en la formación de la cubierta de los nervios y del tejido cerebral y
ayudan en todos los procesos curativos). Luego está la tripsina que continúa el
trabajo iniciado por la pepsina y la renina; también lactasa y así más y más.
Hay más de 600 tipos de enzimas diferentes, y cada una de
ellas desarrolla una función distinta pero vital. Las enzimas están presentes
en cada una de los billones de células en su cuerpo. Sin enzimas el cuerpo no
podría convertir los alimentos en energía o transformar las proteínas,
carbohidratos, grasas, vitaminas y otros nutrientes en músculo, hueso, cabello,
piel, órganos, glándulas, hormonas, etc.
Sin enzimas las heridas no sanarían. Las enzimas protegen
contra la inflamación, disuelven los coágulos, borran las cicatrices,
contrarrestan los efectos nocivos de las medicinas, ayudan en la coagulación de
la sangre, promueven la oxigenación de la sangre y aun están involucradas en la
vida sexual.
Las enzimas son responsables del normal funcionamiento de
todos los procesos corporales, para la salud física y mental. Estas milagrosas
moléculas son factores especiales de juventud creados por la Naturaleza y
proporcionadas en las plantas. Y están más disponibles y son más fáciles de
obtener de los alimentos naturales en su estado crudo. Al comer alimentos
crudos, el cuerpo es provisto con todas las enzimas necesarias para la
digestión y asimilación de los nutrientes que se encuentran en esos alimentos.
Las enzimas no se almacenan en el cuerpo, después que hacen su trabajo se
destruyen, y el cuerpo tiene que obtener o fabricar cantidades nuevas. Por eso
es que la calidad de los alimentos que comemos es tan importante.
Destrucción de las enzimas
El día que el hombre descubrió cómo cocinar fue el día que
abrió la Caja de Pandora de las enfermedades, envejecimiento prematuro y
muerte. Las temperaturas superiores a 122 grados Fahrenheit (unos 60 grados
centígrados) son letales para las enzimas, lo que significa que, cuando se
cocinan las frutas y vegetales (y a menudo se sobrecocinan) se destruyen todas
las enzimas.
Por tanto, para obtener el poder de las enzimas sin merma
alguna, es preciso comer los alimentos en su estado natural, crudos. Esto puede
ser fácil o puede ser difícil. La parte fácil son las frutas sabrosas, algunos
vegetales, nueces, semillas, miel, legumbres, etc., tal como salieron de la
tierra, del árbol o del panal. La mayoría de los productos son más sabrosos
crudos que cocidos (si el sistema digestivo no ha sido destruido totalmente con
alimentos desvitalizados, sobrecocidos, reblandecidos o desnutridos).